viernes, 20 de agosto de 2010

CAP 61

Apartó aquella idea para no arruinar la noche, que era preciosa. La luna descansaba justo tras las montañas creando un brillo alrededor de la familiar silueta. En cualquier momento, emergería tras las montañas. NICK esperaba que miley llegara antes de que sucediera para poder verlo con ella.
A nick siempre le había gustado compartir cosas como aquélla con ella porque era muy apasionada ante la belleza que la rodeaba. Debería haberse imaginado que pondría pasión en cualquier cosa que hiciera, sobre todo en hacer el amor. La pasión y la curiosidad eran una combinación potente. Se preguntó si llevaría alguno de sus libros.
El sonido del coche aparcando tras el establo le aceleró el pulso.miley apareció por la esquina justo cuando la luna asomaba su perímetro.
-Ven a ver la luna -dijo nick . Ella aceleró el paso.
-Esperaba llegar a tiempo -llegó a su lado y apoyó las manos en el poste de la valla para contemplar el cielo-. ¡Uau!
El aire se inundó de su aroma y a nick se le aceleró el corazón ante la idea de abrazar su suave cuerpo de nuevo. Se moría por paladear aquellos labios aunque no se atrevía a besarla allí porque sus padres podrían aparecer en cualquier momento.
-¿Qué tal la partida de póquer?
-Perdí todas las manos.
-¡nick! -se dio la vuelta para mirarlo-. Eso es muy raro. Si sueles ganar siempre...
-Pues tus hermanos se pusieron muy contentos. Querían saber el nombre de la chica que me tenía tan distraído para poder darle las gracias. Se imaginaron que era lo único que podía volverme tan inútil con el juego.
-Pero no era yo el problema, ¿verdad? Era tener que enfrentarte a mis hermanos después de haber hecho el amor conmigo.
-Supongo -dijo, aunque no muy seguro.
-¿Y qué les dijiste?
-Nada. Sólo los dejé especular.
-¿Crees que descubrirán lo nuestro?
-Preguntarán por ahí, pero no creo que nadie piense en ti. Creo que hasta si nos vieran besarnos en el parque a plena luz del día, pensarían que era un beso fraternal.
-¿Tienes ganas de besarme ahora?
Joe miró a la luna.
-Sí.
-¿Y de más que besarme?
A Joe se le contrajeron las entrañas.
-Sí.
-Te lo preguntaba porque pareces muy frío y contenido. ¿No eras tú el que me decía que reconociera que te deseaba tanto que no podía ni pensar con claridad?
Él la miró y al ver la preciosa cara plateada por la luz de la luna y los ojos brillantes como ascuas, se volvió loco por saborearla de nuevo.
-Te deseo tanto, que no puedo pensar con claridad.
-Entonces, ¿qué estamos haciendo aquí mirando a la luna?
- Eso mismo pensaba yo -se apartó de la valla-. Vamos.

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