jueves, 5 de agosto de 2010

CAP 46

-miley deslizó los dedos por su torso, frotándole los pezones hasta que se le pusieron tan duros como el resto del cuerpo. Entonces, bajó la mano.
-Todavía no.
nick se apartó sabiendo que no podría tolerar sus manos sobre él hasta recuperar un poco el control. Jugueteó con la cadena de margaritas sobre sus senos, teñida de rosa por las luces rojas. El polen se derramó sobre sus senos y él lo lamió. Entonces tomó la perla entre sus dientes; sin dejar de acariciarle los senos, se metió la perla en la boca y jugueteó con ella en la lengua de forma sugerente, la alzó en la boca y la depositó, húmeda y brillante en el valle entre sus senos.
-¿Sabes lo que quiero ahora? -susurró contra su piel.
-Creo... que sí.
-¿Estás preparada, para eso?
La respiración se le agitó más a miley .-.
-Si lo estás tú...
-Quiero devorarte. Entera.
-Pero... puede que me vuelva loca.
-Eso es lo que pretendo.
Con el corazón desbocado, nick empezó su viaje besándole la suave piel hasta llegar a su ombligo. El aroma a colonia se mezcló con el embriagador aroma de su excitación y el de las flores aplastadas cuando enterró la lengua en la suave depresión.
miley gimió y se retorció bajo él.
nick descendió más abajo. La seda de sus medias y los tacones altos lo excitaron más de lo que hubiera admitido y decidió no quitarle todavía nada. El trozo mojado de tela que cubría el objeto de su deseo fue apartado con facilidad. ¡Estaba tan bonita! Y tan saturada de deseo.
La tocó con suavidad con un dedo y ella gimió. Mantuvo la caricia sutil mientras le daba besos como plumas en la parte interior del muslo y deslizaba la lengua por el encaje de su media. El deseo lo asaltó mientras le dedicaba la misma atención al otro muslo, subiendo aún más, acercándose más a su objetivo.
Por fin, la besó en los rizos oscuros y ella gimió. Cuando por fin deslizó la lengua por la delicada perla allí albergada que esperaba por él ,miley gritó y se retorció. De repente impaciente por la fina tira de encaje que le negaba el acceso total, la agarró con los dedos y la arrancó con los dientes. Por fin.
Deslizando los hombros entre sus muslos vestidos de seda, buscó su recompensa. El sabor de ella le hizo gemir de delicia. Mientras sus femeninos gritos de placer llenaban la habitación, nick se sumergió en la sensualidad de sus medias, sus sandalias, las sábanas de satén, la música erótica y, sobre todo, en la apasionada mujer que se estaba abriendo entre sus brazos.
El clímax le llegó con rapidez, demasiado rápido para él. miley alzó las caderas y él tomó todo lo que le ofreció hasta que ella se desplomó, temblando y gimiendo, y él se preparó para hacer una exploración más paciente. Ella intentó apartarse de sus manos, pero estaba débil del alivio. nick la sujeto con facilidad y siguió el camino elegido. Al cabo de poco tiempo su ligera resistencia se desvaneció con un gesto de deseo que casi lo llevó al limite.
Y él estudió su cuerpo, aprendió la caricia que la hacía gemir, el lametón que la llevaba más lejos, el frotamiento que la volvía loca. Mientras la llevaba al precipicio por segunda vez, sintió una fiera oleada de posesión. Los pensamientos racionales se borraron cuando consiguió extraer de ella aquellos íntimos jadeos mientras se iba oleada a oleada en explosivas convulsiones.
nick la devolvió con suavidad a la tierra entre tiernos besos sobre los muslos y los rizos mojados antes de incorporarse a su altura y apartarle el pelo de la cara.

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