jueves, 5 de agosto de 2010

CAP 40

Con cierto esfuerzo, nick consiguió introducir a bordo del Cessna una pequeña nevera sin que sus padres lo notaran. Dentro, estaban las margaritas que había comprado en Flagstaff y hielo del hotel para mantenerlas frescas. El hielo nunca había sido para él una sustancia erótica, pero desde que miley había mencionado frotarlo contra ciertas partes de su anatomía, ahora no podía mirar una cubitera sin excitarse.
Y ahora, por fin, estaba pilotando la avioneta de vuelta a tenesse con sus padres. Su cita con miely sería dentro de pocas horas y, aun así, demasiadas para sus nervios. No se había atrevido a llamarla de nuevo considerando el estado en que lo había dejado la otra vez, pero no se la había quitado de la cabeza ni un instante.
Cuando llegaron a casa, nick y su padre descargaron las maletas mientras su madre entraba para escuchar los mensajes. Cuando nick entró en la cocina escuchó la voz de miley.
-Este mensaje es para nick -dijo con la voz de la miley de siempre-. nick , no te molestes en cenar antes de venir a verme. Yo haré la cena. Algo simple, de picar probablemente. Ah, no te molestes por el hielo. Tengo un montón. Puede que esté en el jardín trasero o algo así cuando llegues, así que pasa directamente.
A nick casi se le cayeron las maletas que llevaba en la mano.
Su madre se dio la vuelta para mirarlo con una sonrisa.
-¿Has quedado con miley esta noche?
-Sí -intentó sonar normal, pero era difícil mientras pensaba en miley dándole de comer algún manjar exótico con los dedos vestida con una sensual lencería. Y aquella sutil referencia al hielo y el hecho de que quisiera que entrara directamente. Apostaría un millón de dólares a que sabía dónde la encontraría y no era precisamente en el jardín trasero-. Prometí pasarme a contarle cómo había ido el viaje.
Norah lo miró con gesto especulativo.
-Te da pena que se vaya del pueblo, ¿verdad?
-La verdad es que no. Estoy contento por ella. Es lo que siempre ha querido.
-Ya lo sé y todos estamos contentos por ella, pero tú estás nervioso. Te lo noto en la cara. Tienes el color subido. Creo que estás disgustado por que se vaya y te deje aquí.
-Desde luego que no -nick posó las maletas y agarró a su madre por los hombros-. Tienes una imaginación calenturienta, mamá -entonces, le dio un beso en la mejilla y notó el cansancio alrededor de sus ojos. Tres días sin parar eran mucho para sus padres, que tenían ya casi setenta años-. Creo que iré a revisar el tanque de comida por el que estaba preocupado papá.
-¿No iba a hacerlo él?
-Sí, pero, ¿por qué no se tomán los dos la tarde libre? Ya han trabajado mucho en este viaje. Relajencen el resto del día.
Su madre asintió.
-Veré si consigo convencerlo. Creo que está más agotado de lo que quiere admitir -miró a nick con gratitud-. Gracias, hijo. No sé lo que hubiéramos hecho sin ti.
-No te preocupes -nick sonrió y se dirigió a la puerta. Al salir se cruzó con su padre-. Intenta convencer a mamá de que descanse el resto de la tarde, ¿de acuerdo? Está agotada.
-Tengo que examinar el tanque de pienso.
-Lo haré yo. No tiene sentido que vayamos los dos con este calor.
Su padre le pasó la mano por el hombro.
-Gracias, hijo. Si no vigilo a tu madre, no parará hasta que caiga rendida.
-Eso mismo pienso yo.
nick se fue a los corrales con sensación de alivio. Trabajar solo era lo que necesitaba para poder pasar las siguientes horas.
nick nunca había estado más nervioso que mientras conducía a casa de miley poco antes las ocho.

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