domingo, 4 de julio de 2010

CAP 7

Nick decidió que el retraso era lo mejor que podía esperar. No podía imaginar cómo saldría de aquel embrollo en treinta y seis horas, pero quizá ocurriera un milagro.
-Te veré en el café Nugget.
-Bien. ¿A la seis?
-Me parece bien -alzó la vista hacia el sol-. Es tarde. Será mejor que volvamos. Tengo un montón de cosas que hacer hoy.
--Sí, yo también.
-¿Cómo qué?
-Investigar. He comprado algunos libros en Nashville.
Nick tenía la sensación de que no debía preguntarlo, pero lo hizo de todas formas.
-¿De qué?
-De técnicas sexuales. Cuando llegue el momento, quiero saber lo más posible.
Nick se sintió como si alguien le hubiera dado un puñetazo en la boca del estómago.
-¿Es ese tu proyecto de verano?
-Pues la verdad es que sí.
Nick gimió para sus adentros. Aquello era peor de lo que había imaginado. Cuando miley se lanzaba a uno de sus proyectos de verano, no la detenía ni un camión cargado de dinamita. Y si la conocía bien, dejaría de ser virgen antes de terminar el verano.
miley reconoció la suerte que tenía de que le cayeran bien todas las mujeres que sus hermanos habían escogido como esposas y que el sentimiento fuera mutuo. Cuando los chicos se reunían para su partida de póquer los miércoles por la noche, sus mujeres buscaban canguros y se reunían en casa de una de ellas para jugar al pinocle.
miley siempre estaba invitada.
Esa noche se reunían en casa de Joan y Rhino. Rhino era el hermano mayor de miley y el líder de sus cinco hermanos. Había sido el primero en casarse, en comprar una casa y en tener niños.
Desde el momento en que su, sobrina, Sara, había llegado al mundo, miley había decidido que ser tía era lo mejor del mundo, aunque estaba un poco cansada de ser una tía soltera. Llegó pronto a casa de Joan para poder ver a Sara, que tenía ahora ocho años y a ramiro, de seis años, antes de que los acostaran.
Después de dar a cada niño el juego que les había comprado en Nashhville, siguió su cuñada a la cocina a ayudar a preparar las bebidas y canapés para la partida.
-Gracias por los juegos. La verdad es que van a echarte de menos cuando te vayas a Nueva York.
-Yo también a ellos.
miley vació unas patatas de en un cuenco y abrió el frigorífico para sacar la salsa casera de Joan.
-¡No lo sé! Llevarás una vida tan excitante, que no creo que eches de menos nada de aquí.
-Claro que sí. Adoro este pueblo, a mi familia y mis amigos.
-Yo también, pero daría lo que fuera por estar en tu piel.
-¿De verdad?
miley miró a su cuñada. Con sus antepasados hispanos y su orientación vital hacia la familia y los niños, parecía haber cumplido su sueño.
-Pensaba que eras una madre vocacional.
-No me interpretes mal. Soy muy feliz. Pero el reto ha desaparecido. Cuando me casé, todo era nuevo. El sexo era nuevo, tener niños era nuevo y comprar esta casa y arreglarla era nuevo. Pero ahora todo sigue una cómoda rutina. Y yo deseo... más mundos que conquistar, supongo.
-Lo entiendo muy bien. Ése es el motivo por el que me voy a Nueva York. Es mi monte Everest -vaciló antes de hacer una sugerencia-. ¿Has pensado en volver a estudiar?
-Ya he conseguido los folletos. Estoy pensando... no te rías, en convertirme en consejera matrimonial.
-¿No bromeas? Joan, eso sería maravilloso. Desde luego, tú debes saber los ingredientes para conseguir un buen matrimonio..
Joan la miró de soslayo.
-No me llamaría experta, pero entiendo lo que pasa cuando en una pareja uno pierde el interés por, el otro.
miley se quedó con la boca abierta.
-¿Quieres decir...?
-Quiero decir que las cosas se están haciendo verdaderamente aburridas en la cama. He pensado en ir a Naashville a comprar algunos libros sobre la materia. No me atrevería a hacerlo en tennese porque todo el pueblo pensaría que soy una ninfómana.
-Desde luego. ¿Sabes, yo ...? -miley se detuvo antes de ofrecerle un par de libros-. Creo que es una buena idea.
-Imaginaba que lo entenderías. Escucha, no estoy diciendo nada en contra de tu hermano. Es un tipo estupendo. Es sólo que a los dos nos sentaría bien seguir algunas indicaciones.
-Seguro. La mayoría de la gente lo hace. Ya sabes cómo es. Te acostumbras a cierta forma de hacer las cosas y entonces todo se vuelve mecánico.
-Absolutamente.

1 comentario: