viernes, 17 de diciembre de 2010

CAP 81

-Tu madre ha estado muerta de preocupación por ti desde que se fue miley . Y yo también un poco, debo admitir. Has estado comportándote como un robot, como si hubieras perdido a tu mejor amigo, que supongo que es lo que ha pasado.
Nick sintió ardor en el cuello. Había estado tan absorto en sí mismo últimamente, que no se había dado cuenta de que su estado de ánimo había afectado a sus padres.
-Siento haber estado insoportable.
-Lo has estado -admitió su padre.
-No, no lo ha sido, Andy -Norah dirigió a su marido una mirada de advertencia-. Ha estado un poco sombrío, eso es todo.
-Para mí es lo mismo -dijo su padre.
-Estoy de acuerdo -aceptó Nick-. Pero estoy a punto de serlo más -inspiró con fuerza-. Sé que los dos han trabajado mucho para levantar este rancho todos estos años.
-Ha sido un trabajo por amor -dijo Norah.
No se lo estaba poniendo fácil.Nickse aclaró la garganta.
-les agradezco lo que han hecho y sé que el objetivo era pasarme el rancho a mí algún día, pero...
-No lo quieres -terminó su padre por él.
Nick miró a su padre a los ojos y su resolución casi se derrumbó al ver la gran decepción en su mirada.
-Podría -dijo con suavidad-, con el tiempo, cuando me haya quitado esta ansiedad por reco-rrer mundo. Esta noche, he empezado a comprender lo bonito que es, pero ahora mismo para mí es como un elefante sentado en mi pecho y ahogándome.
-Quieres ir a Nueva York, ¿verdad? -preguntó su madre en voz baja.
-Quizá.
Desde luego que quería. No se había permitido a sí mismo seguir aquel derrotero en sus planes, pero ahora que su madre había puesto la idea en palabras, supo inmediatamente que em-pezaría por Nueva York, aunque no sabía cómo se lo tomaría Miley.
-¿Y qué diablos harías en Nueva York?
El tono de su padre traicionaba la profundidad de su decepción.
-No estoy seguro. Probablemente intentaría encontrar un trabajo en alguna pequeña com-pañía aérea o en algún aeropuerto. Ya sabes que me encantan los aeroplanos, papá. Siempre me han gustado.
-¡Ya tienes un maldito aeroplano! ¡Puedes volar con él todo lo que quieras!
-¡Andy! -Norah apoyé una mano en el brazo de su marido-. Esa no es la cuestión. Quiere volar por su cuenta como ha hecho Miley. Además, la hecha de menos como un loco. No sé si será algo más que amistad, aunque estoy empezando a creer que sí -miró a Nick-. No he querido entrometerme, pero he tenido la fuerte sensación de que Tuname y tú habéis traspasado las fronteras de la amistad este verano. Y Debbie también lo cree.
-¿Has estado hablando con la madre de Miley de eso?
Nick sintió un fuerte ardor en la cara.
-Para ser sincera, mucha gente del pueblo tenía sus sospechas. Nos preguntábamos si Miley decidiría quedarse en casa después de todo. Y cuando se fue, lo sentí mucho por ti.
-Lo sabía -Andy tiró la servilleta en la mesa y apartó la silla-. Esto era todo por una mujer. Si Miley hubiera tenido el buen juicio de quedarse en Coppervile, podrian haberse casado y no estarías comparando el rancho con un maldito elefante.
-¡No eches la culpa a Miley! -en su agitación, Nick se levantó-. Siempre he sentido lo mis-mo. Los dos lo hemos sentido, miley y yo. Nos pasábamos horas de pequeños hablando de los sitios que veríamos y de las cosas tan excitantes que haríamos en cuanto nos fuéramos de Copperville.
-Muchos críos hablan así, pero después se hacen mayores y se dan cuenta de que lo que tienen aquí es mucho mejor que lo que puedan encontrar por ahí fuera.
Nick miró a su padre e intentó ponerse en su piel. Después de casi treinta años de deslomarse por crear una herencia para su hijo, ahora aquel hijo rechazaba su legado. Y -nick odiaba hacerle daño a su padre.
-Puede que sea mejor, papá, pero nunca lo apreciaré si no veo algo del resto del mundo.
-Por supuesto que debes -intervino su madre.
-Entonces quizá deberíamos vender el rancho ya -dijo Andy-. No merece la pena matarnos a trabajar si no se lo vamos a pasar a nadie..

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